viernes, 5 de julio de 2013

Quién es Rockdrigo ?

Pocos ubicaran quién fue Rodrigo Eduardo González Guzmán, creo que algunos lo ubicarán si mejor le llamo por el nombre con el que la banda chida lo conoce: Rockdrigo González, pero incluso para uno que otro despistado esto tampoco ayude mucho, por eso queremos iniciar este espacio dedicado conocer más a los vecinos de La Juárez D.F. con este ícono del rock mexicano también llamado “El Profeta del Nopal” quién habitó en nuestra colonia en el primer lustro de los años 80´s.

Originario de Tampico, Tamaulipas (1950) desde chico fue aficionado a la guitarra seguramente por la influencia de sus familiares músicos de huapango, salió varias veces de la casa paterna para viajar al D.F. y a Oaxaca, trabajo con su padre en los astilleros de Tampico donde conoció a la secretaría Mireya Escalante con quién tuvo una hija, la mediática Amanditita. Después inicio la carrera de psicología en la Universidad Veracruzana la cual dejo trunca, pero al regresar al puerto su padre al darse cuenta que ya no se podría adaptar ahí, le dio un boleto de autobús y dinero para que se fuera a la Ciudad de México en 1975, trabajo musicalizando obras de teatro y al siguiente año logró en conjunto a Gonzalo Rodríguez y otros músico tocar algunas piezas originales en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Al inicio de los 80´s tocaba en camiones y bares de mala muerte, seguramente pensando y componiendo sus “urbanohistorias”, pero debido al abuso de sustancias se limitaba su genialidad. Al ar de años, Rockdrigo impulsado por su pareja la francesa Françoise Bardinet pasó un periodo de 6 meses de desintoxicación en Normandía, pues ella sabía que para sacar lo mejor de él tenía que transitar por este proceso, y al termino le regalo de premio entradas para que vieran en Paris a su ídolo Bob Dylan desde la cuarta fila, este hecho y el estar limpio lo convenció y ánimo de dejar los bares de mala muerte y los camiones e intentar plasmar en grabaciones profesionales sus canciones con las que iniciaba una nuevo género: el rock chilango.

En 1983 junto con Jaime López (autor de la chilanga banda), Rafael Catana, Roberto González, Cecilia Toussaint entre otros, formo el “Colectivo o Movimiento Rupestre”, el cual a falta de recursos para formar bandas con instrumentos eléctricos, presentaron su propuesta sólo acompañados de su guitarra, un teclado o armónica pero cuya riqueza consistía en sus letras, muchas veces complejas y cercanas al folk. Además formó la que sería su única banda llamada “Qual” alineada por Fausto Arrellín, guitarra; Francisco Acevedo, bajo, y Adrián Gazca, baterí­a.

En ese año José Agustín escribió una célebre reseña en el diario “UnoMásUno” sobre el “show notable” de Rockdrigo en el bar “Wendy´s Pub” de la Glorieta de Insurgentes de nuestra colonia Juárez, en donde escucho y fue cautivado por su mayor éxito “En la Estación del Metro Balderas” (que muchos atribuyen erróneamente al Tri)  y ante lo cual escribió:

 “ .. ha logrado lo que  para  mí  es  un portento: hacer que el  español suene  perfecto, deveras natural, en el rocanrol..  …si ya hay en el rock de México quien domine a la perfección la técnica, la cadencia y el ritmo junto con un talento para componer canciones que retraten nuestra realidad a la altura de nuestros grandes compositores como José Alfredo Jiménez o Chava Flores, no puedo más que decir que, de entrada, con Rodrigo González tenemos un rock más complejo, crítico e inteligente..."

Hacia 1984 se presentó en diversos foros patrocinado por el CREA y editó un caset de manera independiente, llamado “Hurbanistorias” con doce rolas el cual vendía en sus presentaciones o en el tianguis cultural de El Chopo.
En 1985, Rockdrigo entabló negociaciones con personal del sello discográfico WEA para la edición de un disco profesional, pero su muerte dio al traste con el proyecto.
La última presentación conjunta de Qual fue el 15 de septiembre de 1985 en el Salón Margo en el primer aniversario del periódico La Jornada, tres días después el miércoles 18 de septiembre, Rockdrigo se despidió de sus compañeros de Qual que musicalizaban una obra en los televiteatros (hoy teatros Telmex) entre las Avenidas Chapultepec y Cuauhtémoc, para luego ir a su última presentación en la librería Benito Juárez, al terminar esta se fue a su departamento del edificio #8 de la calle de Bruselas casi esquina con Liverpool.
La fatídica mañana del 19 de septiembre de 1985, al igual que muchos nuestros vecinos de la colonia Juárez, su vida se apagó anticipadamente. Su cuerpo se trasladó a Tamaulipas y nació la leyenda urbana o mejor dicho su urbanistoria.
Del departamento se rescataron diversas grabaciones caseras entre ellas la denominada “sesión de Bruselas 8” y junto a estas y otras que habían conservados algunos de sus amigos se logró editar un segundo disco llamado “El Profeta del Nopal” posteriormente se editó una grabación casera de una presentación que realizó en el Café de los ArteZángos de Aguascalientes, luego se pudieron mezclar dos discos más “Aventuras en el DeFe” y “No estoy loco” las cuales se pueden encontrar en itunes o gratis en youtube. Desde junio de 2013 estas cuatro grabaciones ya se encuentran resguardadas y se pueden escuchar en la Fonoteca Nacional ubicada en Francisco Sosa No. 383, colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán. Horario: lunes a viernes de 9:00 a 14:00 horas y 13:00  a 18:00 horas.
Tal vez el mayor de los muchos homenajes que se le han hecho fue en 2011 cuando se develo la estatua de Rockdrigo del artista Alfredo López Casanova dentro de la estación del metro Balderas de la Ciudad de México, además de los documentales Rockdrigo a diez años/ ¿Por qué no me las prestas?, de Sergio García Michel, Rockdrigo. La ciudad del recuerdo, de Alejandro Ramírez y No tuvo tiempo. La hurbanistoria de Rockdrigo, de Rafael Montero.
Actualmente el predio de Bruselas 8 se encuentra vacío y cada vez que paso por ahí, miro de reojo y con una mueca en la boca recuerdo aquella letra del vecino Rockdrigo:

Dicen que la muerte anda tras mis huesos. 
Si es así la espero, pa´ darle sus besos. 
Y si no me alcanza la muy condenada, 
me paro un ratito pa´ verla enojada