jueves, 29 de agosto de 2013

Los inmigrantes en la Juárez.

La colonia Juárez fue la última urbanización planeada y realizada bajo la lógica del porfiriato y, desde la época en que se llamaba “Colonia Americana”, ha sido el hogar y refugio de un rico mosaico de diferentes razas y culturas.

Los vecinos norteamericanos llegaron en 1904, momento en que la “Mexico City Improvements Company” -posteriormente llamada "Chapultepec Land Improvement Company", (CH.L.I.C.), de capital estadounidense - realizó los trabajos de urbanización que aun gozamos en la Juárez. Aunado a ellos, la arquitectura de corte europeo atrajo a migrantes del viejo continente que se mezclaron con la clase alta mexicana de finales del siglo XIX.

No por nada a principios del siglo XX esta era la zona en donde estaban las embajadas y residencias de diplomáticos acreditados en México, lo que sumado a los nombres de ciudades europeas de sus calles, le dieron un aire de mundo. El proceso y las consecuencias de la revolución mexicana hicieron que la colonia tuviera nuevos residentes, pues las nuevas clases altas se mudaron para Polanco y Las Lomas, permitiendo el acceso a otros grupos sociales como los bohemios de la joven Zona Rosa, los clase medieros de los edificios de departamentos que ocuparon los espacios de los antiguos palacetes porfirianos y las oficinas, tanto de gobierno como de sector privado, que comenzaban a darle un aire de ciudad moderna al margen del Paseo de la Reforma.   

La migración de personas de distintas latitudes siguió y sigue siendo un distintivo de la colonia, en parte debido a su buena ubicación y movilidad, y por su característica de conjuntar zonas de oficinas y edificios de primer nivel con agradables calles habitacionales. Esta mezcla tiene una amalgama muy diversa en la Zona Rosa, espacio del corazón de la colonia que conforma un corredor comercial, artístico, hotelero y gastronómico de primer nivel. La suma de estas distintas facetas le da al polígono comprendido entre Paseo de la Reforma, Bucareli, Av. Chapultepec y Lieja, circunstancias y características propias de un estilo de vida cosmopolita.

Actualmente, de entre la diversidad con la que uno se puede topar en nuestras calles, hay tres colectividades que resaltan. Dos de ellas por características nacionales y una por preferencia; nos referimos a los coreanos, españoles y gays.

Los coreanos se agrupan principalmente en el poniente de la colonia, principalmente en el área de las calles de Florencia, Hamburgo, Liverpool, Londres o Varsovia. Allí abundan restaurantes, mini super´s con productos locales, karaokes e incluso existe una escuela -en las calles de Liverpool y Berlín- en la que los sábados se imparten clases de y en koreano a los niños de la colectividad.

A los españoles con rasgos andaluces o gitanos se les encuentra al oriente de la colonia en la zona de las plazas Washington y Giordano Bruno. Se caracterizan por ser muy gregarios y a pesar de llevar varias generaciones en la ciudad, mantienen  un fuerte acento y características andaluzas. Es común verlos en las plazas segmentados entre hombres y mujeres e incluso, en algunas ocasiones para disgusto de los vecinos que quieren dormir, les da por tocar guitarra flamenco o reunirse a platicar y cantar.  



La tercera colectividad o mejor dicho colectivos LGBT, los cuales se ha ganado el corazón de la Zona Rosa, pues a finales de los años 90´s fue el lugar donde se encontraban los Table Dances y las Sex Shop´s por lo que se convirtió en mucho más que una espacio de tolerancia, y actualmente se pueden encontrar múltiples ofertas de servicios y productos, así como de esparcimiento de la Ciudad de México.

No es raro que al ir a comprar al Mercado Juárez o al Sumesa de Londres uno se encuentre con jóvenes franceses o ingleses que se han adaptado al chilango style, además de los hispanoamericanos que van de argentinos que de lejos se distinguen por su look porteño, o guatemaltecos que vienen ha realizar algún posgrado, españoles expatriados por la crisis, o colombianos que casi se mimetizan con los mexicanos, pero que son traicionados por su acento cachaco.

En últimos años ha llegado una nueva ola de migrantes: son jóvenes que ven en estas calles buenas oportunidades para cambiar su residencia o emprendedores que apuestan para que en esta colonia crezcan y den frutos sus proyectos.

Por estas y muchas razones más, en la Colonia Juárez se agrupan muy ricas concepciones de cómo se hace ciudad, pues dentro de nuestros límites llenos de historia se disfrutan muy diversas posibilidades para gozar de una calidad de vida única para el estándar de la Ciudad de México.