lunes, 6 de mayo de 2013

La Juárez, mi barrio.

No nací en esta colonia pero desde que tengo memoria la recuerdo. La colonia Juárez me ha adoptado y la conozco muy bien con sus historias e histerias.

Mi papá llego a ella en 1967 y solo la forzosa jubilación lo alejo de aquí. Sí bien su infancia la vivió en la colonia Centro, él se forjo y maduro entre las calles de La Juárez, su amor por esta colonia lo fue llevando a representarla y defenderla desde diversos ámbitos pues en el lapso de más de 30 años interactuó en este espacio único de la gran Ciudad de México de diferentes formas, desde el ser pasante de un despacho a fundar su empresa, ser líder de los comerciantes organizados, fiscalizador ciudadano del fideicomiso de parquímetros, impulsor gastronómico, fundador del Club Rotario de la Zona Rosa, amigo de artistas y empresarios restauranteros, ideólogo y relator de la Cofradía de Gourmets de la misma Zona Rosa y un montón de proyectos ciudadanos que tenían como común denominador el único interés de resguardar y mejorar esta colonia.

Mis recuerdos más viejos de estas calles son las de un lugar lastimado, pues son los de los sismos de 1985, (en el cual mi papá perdió amigos aquí) Recuerdo los predios derrumbados y tapiados o las bardas con la leyenda “México sigue en pie”; también recuerdo días del Mundial de México ´86, los globos del Pique y las cornetas verdes en los alrededores de El Ángel.

Mi primera juventud en los años 90´s la viví trabajando como mensajero, así que recorrí muy bien sus calles con nombres europeos, conocí los atajos, las casas porfirianas que se iban cayendo, la llegada de nuevas modas y tendencia, me ha tocado ver los cambios de los últimos 20 años en esta zona de la ciudad, pues aunque me aleje de La Juárez por varios años, regrese hace tres ya para vivir aquí y la siento como mi barrio.

He ido descubriendo sus rincones y conociendo sus distintas caras y facetas, he investigado y buscado mucho sobre ella, recuerdo lo que mi papá y sus amigos de la Juárez platicaban y compartían de este lugar, a diario aprendo cosas nuevas al cruzar por sus calles, plazas y mercados; en pocas palabras me considero uno más de la colonia, pero uno que se siente orgulloso de saber el pasado de dónde camina y con la posibilidad de aportar algo a nuestro presente compartido.  

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